Hay sensaciones que no se pueden describir. Muchos/as dirían que es el resultado del trabajo bien hecho; pero yo, ciertamente, pocas veces estoy contento con el trabajo realizado por mi parte. Siempre se puede mejorar, todo es mejorable. Y más aún cuando se trata de la docencia, una dedicación que requiere compromiso, reciclaje, constancia, amor, sacrificio, paciencia...
Sin embargo, sí es cierto que, a pesar de todo lo que se pueda decir sobre la docencia, hay momentos que, precisamente por esos mismos momentos en sí, se llega a la conclusión de que todo ha merecido la pena. Y este es uno de esos momentos. Por privacidad, por LOPD, la imagen muestra datos ocultos, pero su esencia está visible.
Como siempre, ¡gracias!