La poetisa Safo no puede faltar. Fue quien inventó las odas sáficas y es por ello que reproducimos aquí uno de sus poemas con tal métrica:
Igual parece a los eternos Dioses
quien logra verse frente a ti sentada.
¡Feliz si goza tu palabra suave,
suave tu risa!
quien logra verse frente a ti sentada.
¡Feliz si goza tu palabra suave,
suave tu risa!
A mí en el pecho el corazón se oprime
sólo en mirarte; ni la voz acierta
de mi garganta a prorrumpir, y rota
calla la lengua.
sólo en mirarte; ni la voz acierta
de mi garganta a prorrumpir, y rota
calla la lengua.
Fuego sutil dentro de mi cuerpo todo
presto discurre; los inciertos ojos
vagan sin rumbo; los oídos hacen
ronco zumbido.
presto discurre; los inciertos ojos
vagan sin rumbo; los oídos hacen
ronco zumbido.