Marabunta de anhelos que señalan el recorrido de un conjunto de sentimientos que se recorren a lo largo de una vida, o simplemente en un momento preciso, que no pierde la ocasión para hacer referencia, una vez más, a dos de los temas clave de la vida y la fe.
Después de la calma viene la tempestad
y pues que no nos queda más que suplicar,
rezo a rezo, oración a oración, mi Señor,
que el valle de lágrimas se llegue a secar.
Que con una palabra nos quiera sanar.
Porque calma y tempestad de la mano van,
en cercanos, o no cercanos lugares,
todos ellos retumbando ecos de llantos
de los que tristes nos abandonaron ya;
aunque queriendo o no, aunque llorando o no,
todos nos iremos al final celestial
sin maleta, ni transporte, ni enfermedad,
desnudos ante la grande Providencia