Cada día, cada hora, cada minuto y cada segundo
intento resolver el misterio de mi voz,
el misterio de mi ausencia, el misterio de mi olvido.
El misterio de la noche, de la mañana, de los sueños y del tiempo.
Cada día, cada hora, cada minuto y cada segundo
los sueños se rompen, se destruyen. ¿O se construyen?
La lluvia cae o no, el viento sopla o no, vidas comienzan o no...
Todos nos preguntamos por qué vivimos una vida propia,
de este modo, sin poder cambiarla, o desmitificarla,
rodeada de multitud de misterios
con una cuerda al cuello para hacer 'puenting'
a menos de dos metros de altura
sin soltura,
sin valentía para desatarnos y liberarnos,
sin lágrimas para llorar,